Diseñar una colección que reflejara la esencia de Kel: audaz, elegante y auténtica. Cada producto debía ser una extensión de su personalidad y, al mismo tiempo, conectar con una audiencia diversa y moderna.
Trabajar con Kel fue un agrado. Fue súper matea, ordenada y comprometida con el proyecto desde el día uno.
Eso facilita todo: los feedbacks fueron claros, respetuosos y siempre orientados a mejorar.